sábado, 25 de abril de 2009

¿Obama: una nueva era Cuba-Estados Unidos?


(Desde Santiago de Chile). Puerto España ya ha vuelto a su normalidad. Las comitivas de la Quinta Cumbre de Las Américas han retornado a sus respectivos países. Conforme a las palabras de Patrick Manning, Primer Ministro de Trinidad y Tobago y del presidente Alvaro Uribe de Colombia, aunque la Declaración de Puerto España ha sido firmada sólo por la autoridad local, la cumbre abre nuevos aires en las relaciones entre los gobiernos de la región y corre una brisa esperanzadora entre la isla de los Castro y el régimen de Barak Obama.

Los más optimistas creen que liberalizar las visitas y remesas a la isla es sólo el principio, que más temprano que tarde Cuba deberá abrirse e integrarse al mundo contemporáneo, incluyendo gobierno y política económica. Los detractores sostienen que el cambio de régimen político isleño es de largo aliento, quizás sólo posible con la salida de los actores octogenarios de la revolución, es decir, la responsabilidad de cambiar o mantener el esquema revolucionario quedaría en manos de los seguidores post-Castro en el poder cubano.

El clima templado de la capital de Trinidad y Tobago y la simpatía de sus habitantes desde el aterrizaje del Air Force One norteamericano, que fue recibido con vítores de la población, generaron gran expectativa por la visita de la veintena de mandatarios, atrayendo la atención de toda la región. El presidente Obama fue el responsable de abrir la Cumbre. La atención de los mandatarios, la prensa y de millones de ciudadanos de la región estuvo centrada en los acápites acerca de Cuba.

En la ocasión Barak Obama informó de su histórica propuesta, un verdadero punto de inflexión entre su administración y la era de George W. Bush. Señaló estar preparado para que él y su gobierno se involucren profundamente en un conjunto relevante de materias: derechos humanos, libertad de expresión, reformas democráticas, tráfico de drogas y reformas a las relaciones y estructuras económicas. Habló con fuerza de un “nuevo comienzo con Cuba”, palabras que abren múltiples hipótesis de análisis político, económico e internacional. La oferta norteamericana parece cerrar el controvertido capítulo que comenzara en 1962 con el embargo económico a la isla. Sin embargo, también expresó que la oferta al tiempo que concluía una era debía ser el punto de partida de los desafíos que se avecinan: “…no vine (solamente) para ocuparme del pasado sino del futuro. El cese de la medida es un reconocimiento explícito del fracaso del bloqueo para los intereses norteamericanos y de su actitud frente a la región, así lo reiteró también Hillary Clinton desde República Dominicana: “la política de Estados Unidos hacia Cuba ha fracasado”.

El otro referente del izquierdismo revolucionario en América Latina y el Caribe, Hugo Chávez, al ser saludado por Obama, le expresó “con esta misma mano hace ocho años saludé a Bush, I want to be your friend”, un observador asegura que Chávez agrego una frase más en inglés, la que no se pudo captar, ante lo cual el presidente norteamericano sonrió y volvió a ocupar su lugar en la fila de mandatarios. El estilo del presidente venezolano, si bien algo más morigerado en esta Cumbre, no ceja. Los impetuosos discursos chavistas para Barak Obama durante la campaña presidencial de los Estados Unidos no impidieron el acercamiento del mandatario, esto es una potente señal de concordia y voluntad. Por su parte Chávez designó sorpresivamente embajador en Washington, sin duda será una labor crucial para el designado ex Canciller Roy Chaderton Matos.
Ante las palabras de Obama y el desarrollo de la Cumbre, el oficialismo de la Habana mantuvo silencio. Las publicaciones oficiales Granma y Juventud Rebelde apenas se refirieron al asunto en páginas interiores y en forma muy menor y meros apéndices de algunos artículos. Sin embargo, el interés del pueblo cubano fue muy distinto. Muchos buscaron la forma de acceder a Internet o a la televisión satelital, por cierto en forma subrepticia, pues no hubo difusión del texto del discurso del presidente norteamericano.

Los ciudadanos expresaron sus puntos de vista a medios y corresponsales asignados en Cuba, paralelamente a la Cumbre. “América Latina completa está pidiendo el fin de esta situación…el bloqueo nos ha hecho mucho daño…” expresó una muchacha quinceañera, que forma parte de los siete décimos de cubanos que han nacido y vivido con el embargo.

El pueblo cubano considera que también el embargo es perjudicial para los Estados Unidos, y que sería un error seguir manteniéndolo, en la esperanza de conocer e integrarse al mundo. Hay ganas pero desconfianza, “ver para creer” sentenció otro consultado. Los cubanos informados por sus familiares en el extranjero ven que un mundo externo avanza a otro ritmo que el de la isla y quieren ser parte de él.

Una reflexión se refiere a que si los ciudadanos cubanos han crecido en un régimen que les provee los insumos básicos, sin mayor esfuerzo productivo colectivo, estarán preparados para entrar a un mundo donde la iniciativa individual, el trabajo duro y la competencia son factores clave para lograr objetivos en la vida. Un mundo en que las poderosas fuerzas del mercado y la globalización provoca, simultáneamente, grandes éxitos y también genera grandes conflictos.

El inicio de una nueva era, el fin del bloqueo económico, la apertura y la integración no depende sólo de los virajes del gobierno norteamericano. Es clave la participación y posturas que adopten los países de la región y las potencias aliadas de Norteamérica. Y es ineludible un gran programa de información y preparación para la población cubana, que saldrá de la levedad otoñal al tráfago de un mundo globalizado y competitivo. Esto quizás tome más años que la implementación de acuerdos, resoluciones y tratados para preparar el cambio. Pero el factor político más importante será el que, eventualmente, tengan que asumir los octogenarios líderes y miembros del gobierno y del estado cubano, que no sólo trajeron el régimen a la isla, sino que han entregado sus vidas por perpetuarlo. La comunidad internacional, qué duda cabe, seguirá atenta este fenómeno, que geográficamente tiene domicilio en el Caribe, pero sus consecuencias afectan a todo el mundo occidental.

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