sábado, 25 de abril de 2009

China, treinta años después


(Desde Santiago de Chile). HACE TRES DÉCADAS EL “PEQUEÑO TIMONEL”, como se apodó a Den Xiaoping, impulsó las primeras reformas económicas en China, en una pragmática desmarcación al estilo y modelo imperantes. Con sólo un metro y cincuenta centímetros de estatura, éste hombre abrigó sueños que le excedieron con creces. Originario de Kuangon, nació en 1904 en una familia acomodada. Después de sus primeros
estudios en el país, estudió en Francia y la entonces Unión Soviética, incorporándose recién cumplidos los veinte años al Partido Comunista Chino. Participó junto a Mao Tse Tung –el Gran Timonel- en la “Larga Marcha” que, según muchos fue la clave para triunfar sobre las fuerzas nacionalistas chinas, esta gesta en la historia del país implicó una marcha de casi diez mil kilómetros por el territorio.

Dirigente sin grandes dotes de líder, algo pagado y retraído, hizo su carrera política apoyado en sus fortalezas gerenciales, se le consideraba un destacado administrador de recursos y personas. Incluso, en círculos diplomáticos de la época, se le motejó de desagradable y sin brillo. Su carencia de liderazgo le impidió obtener más dividendos políticos, en la aprobación de iniciativas reformistas, al no ser capaz de trabajar y lograr consensos más amplios, en la compleja cúpula política de su país. Tal es el caso de sus primeros intentos por reformar aspectos del Gran Salto Adelante de Mao, que tuvo efectos devastadores en la provisión alimentaria de la población, pereciendo millones de personas por falta de comida. Tuvo duros detractores en el bureau del Partido Comunista Chino en la época de Mao, lo que lo obligó a alejarse de la política y el poder por un tiempo.

Tras la muerte del Gran Timonel, Xiaoping reaparece en la escena en 1976. Aprovechando el descalabro reinante como consecuencia de los resultados de la Revolución Cultural, propuso los aspectos económico y social como las vigas maestras de la agenda del país. Den fue un comunista profundo, aunque con ángulos no ortodoxos, estaba dispuesto a usar cualquier medio para alcanzar su propósito de dar desarrollo a China, incluso explorando fórmulas capitalistas. En este sentido fue un pragmático administrador de un plan para llevar prosperidad al país. Él concebía las opciones económicas como medios o herramientas para alcanzar sus propósitos, extrayéndoles todo contenido doctrinario o ideológico en su implementación.

A fines de 1978 logra que el Congreso del Comité Central del Partido Comunista Chino apruebe otorgar libertades a los pequeños agricultores, en la gestión de sus campos, esto quitaba elementos concretos del plan del gran salto de Mao. Continuó estableciendo áreas con reglas económicas de libre mercado. Así se dio inició a décadas de prosperidad en el país. Al comienzo de las reformas China ocupaba el lugar 32 en las economías del mundo, hoy se estima que esté alcanzando el tercer lugar mundial, su actual aporte al producto del mundo es del 6% contra el 1,8% que exhibía a fines de los setenta.

No obstante, las reformas se hicieron en un contexto político-ideológico menos flexible de lo que la mayoría cree. Den Xiaoping jamás soñó ni pensó con establecer una democracia al estilo de Occidente, tampoco renunció a la raíz de la doctrina comunista, es más, su vida estuvo consagrada a servir al Partido Comunista Chino. Baste señalar que hasta hoy no existe la propiedad privada sobre la vivienda, el dueño, como ocurre en Cuba, es el Estado.

Los efectos de las políticas de Den Xiaoping generaron también fenómenos interiores complejos, como la migración de ciudadanos de origen rural a las ciudades, en busca de mayores ingresos, lo que acentuó las dificultades de vivienda, protección y acceso a las escuelas. Otro aspecto, que persiste en la actualidad, es el asimétrico acceso a los beneficios del crecimiento, aún existen amplías mayorías, distribuidas en su gran extensión territorial, que no conocen de participación en el crecimiento chino de las últimas décadas. Y para colmo del legado de Den, lo que puso lápida a todo lo bueno que pudo lograr, él fue quien dio la orden a las fuerzas para proceder en la Plaza Tiananmen (1989), resultando en una de las peores masacres del siglo XX, los estudiantes simplemente clamaban por democracia. Alejado de la política y con el síndrome de Parkinson, muere a comienzos de 1997.

La China de hoy, levantada a partir de las ideas de Xiaoping, a pesar del incesante ritmo de crecimiento en lo macroeconómico, aún mantiene grandes zonas oscuras en lo humanitario y social. Millones de chinos seguirán esperando algo distinto a lo que han conocido en el Medioevo rural y montañés, en que aún viven. La reforma a la administración de justicia requiere un aggiornamiento o alineación a los conceptos modernos vigentes en el mundo. Mientras se trabaja a altos estándares en microbiología, industria y en el espacio, millones de ojos chinos por las noches levantan la mirada para observar las mismas e inmutables estrellas que han visto desde la infancia, sosteniendo en sus manos unos palillos y un tazón alfarero con una porción de arroz.
La China de las cúpulas de poder es la protagonista y beneficiaria del proceso de desarrollo, la china de las mayorías debe seguir esperando…ojalá no sea por mucho tiempo.

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