miércoles, 17 de diciembre de 2014

LA POLÍTICA, EL DINERO Y LA CANCHA: LA ATÁVICA DISCUSIÓN DEL FINANCIAMIENTO DE LA POLÍTICA

Con la escasa claridad habitual el mundo político está discutiendo, una vez más, el ya famoso financiamiento de la política. Todo ocurre en el contexto democrático y, en consecuencia, la transparencia, la representatividad y las oportunidades de participar deben ser sopesados y ponderados desde la atalaya de los estadistas.

El punto de inicio de la carrera, en la pista atlética, es una línea blanca que marca el mismo punto de partida para todos los competidores. Hay corredores de Sudáfrica, de los Estados Unidos, de Barbados, de Chile, de Alemania y de Israel. Los organizadores, con la línea blanca, procuran emparejar la carrera, aunque difícilmente lo logran a plenitud. Los atletas de Barbados, de Chile o de Alemania no presentan los mismos genotipos, fenotipos ni regímenes alimenticios, entrenamientos y cultura. No obstante, como entes administradores y reguladores, hacen lo que les es propio: procuran emparejar la cancha.

Del mismo modo, los sponsors de los atletas de las naciones más afortunadas están en las antípodas de los auspiciadores de los atletas de regiones menos desarrolladas. Aunque, en esta prueba, existe evidencia de que las características de los atletas de raza negra son superiores, baste considerar a los reiterados ganadores de los distintos torneos de talla mundial que se desarrollan periódicamente.

En la política, al igual que en la gesta atlética de alto rendimiento, se repiten ciertas circunstancias. Los "atletas" noveles o de "categorías amateurs" que buscan ingresar a las ligas mayores, son equivalentes a los que ocurre en los grandes torneos olímpicos mundiales.

¿Cómo incorporar elementos para emparejar la cancha? Veamos algunas ideas:

  • Sí al financiamiento privado voluntario, pero engrosando un Fondo Común Nacional, el cual se suplementa con el aporte del Estado. Luego, se divide el fondo total en el número total de candidatos, independiente de tamaños de distritos, votación histórica, votación proyectada u otro engendro similar, y este es el presupuesto para cada una de las campañas.
  • A esto agréguese que, en virtud de una ley, la Contraloría General de la República y el Servicio Electoral tendrán la facultad de realizar auditorías de cumplimiento y auditorías sustantivas, para verificar que no exista exceso de recursos aplicados.
  • Muchos de los elementos de las campañas como palomas, pasacalles, dípticos, trípticos, etc. podrían ser licitados por Chile Compra, para garantizar transparencia e igualdad de costos, y "facturados a cada comando", en la misma cantidad para cada candidato. Aunque aún hay un desnivel en esta cancha: un candidato conocido frente a uno emergente tiene potencialmente más probabilidad de votos, tema por resolver.
  • Cada comando podrá usar hasta un máximo de "n" rostros, líderes de opinión o figuras de alta figuración pública en toda su campaña.
  • Si un candidato electo fuese sorprendido transgrediendo estas normas de ética política, será removido ipso facto de su cargo y reemplazado sin mediar apelación por la segunda mayoría.
¿Será posible avanzar en esta línea?

Aunque es improbable, el conjunto social debe avanzar en este ámbito, buscando que la eventual espurea relación entre política y dinero quede atrás y que, primando una conducta republicana y democrática, el interés de la colectividad se imponga sobre los subyacentes intereses individuales.

Soñar no cuesta nada, aunque la vida es sueño: "nace el pez aborto de ovas y..."

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